Skip to content
Portada » Jeffrey Rivera Sanabria

Jeffrey Rivera Sanabria

    Embajador, Aquí Nos Cuidamos

    El deporte ha jugado un rol importante en la vida de Jeffrey Rivera Sanabria. Primero estuvo el béisbol y más adelante el karate. Sin embargo una lesión forzó a Jeffrey a explorar otras actividades, participando en la Liga de la Policía de Puerto Rico y los Boys Scouts. 

    Durante ese periodo, Jeffrey comenzó a pensar “no soy bueno en el área deportiva, pero sí soy bueno en el área de ser líder”. A partir de esa reflexión, decidió lanzarse de lleno a ser líder comunitario. Después de todo, el liderazgo comunitario — así como el deporte — requiere disciplina, flexibilidad, resistencia, y agilidad. 

    Su comunidad primero

    Su estreno como líder en el Residencial Luis Llorens Torres, en San Juan, el complejo de vivienda pública más grande de todo Puerto Rico y del Caribe, fue en septiembre de 1989 con el huracán Hugo. Los fuertes vientos y las inundaciones causadas por el ciclón afectaron grandemente a su comunidad, que incluye 140 edificios y aproximadamente 2,610 apartamentos. Junto a varios vecinos, Jeffrey se dedicó a sacar escombros, hojas, ramas, y la basura que quedó atascada en las alcantarillas. 

    A los 18 años, Jeffrey comenzó a trabajar con la población de adultos mayores en Llorens Torres. Ha laborado en la Cruz Roja, el Departamento de Salud y otras organizaciones sin fines de lucro. Jeffrey también es activista y defensor de los derechos para una vivienda segura, la salud, y la equidad. En cada oportunidad voluntaria y laboral, es portavoz de las necesidades en su comunidad. 

    La calle es su campo de juego

    Jeffrey trabaja con los residentes de 887 apartamentos que componen el sector 12 del Residencial Llorens Torres. Allí atiende a 265 adultos mayores con sus familias, aunque su servicio se extiende a los casi 10,000 habitantes que residen en Llorens Torres. Como buen capitán de un equipo, Jeffrey vela por la seguridad de sus vecinos, que presentan condiciones como asma y otras enfermedades crónicas. 

    Jeffrey ha creado su propio sistema para llevar un inventario de las donaciones que reciben. “Unas se las voy entregando a residentes y otras las voy guardando ya sea para la temporada de huracanes [o cualquier otra situación]. Ahí entonces cuando llega la temporada de huracanes, antes de que esté avisado el huracán, que ya es inminente, que llega, les vamos llevando artículos de primera necesidad, artículos de limpieza y alimentos a varias personas ya identificadas”, señala. Sus métodos le permiten identificar quienes, por ejemplo, necesitan medicamentos preservados en frío para “darles neveritas con hielo, para ir mitigando los riesgos y ser más proactivos antes de que llegue una situación de emergencia”. 

    En el 2020, la pandemia recrudeció la crisis de salud mental que las personas ya experimentaban luego de los huracanes Irma y María y los terremotos a principios de ese mismo año. En marzo, el gobierno de Puerto Rico cerró casi todo, pero Jeffrey, como otros líderes comunitarios, no podían quedarse encerrados. 

    “Yo siempre salía a mi oficina y siempre tenía algo que hacer, aunque no tenía en ese momento servicios del gobierno, pero por lo menos me mantenía en comunicación con otras organizaciones, siendo el portavoz de la necesidad que estaba pasando mi comunidad.”, recuerda. Jeffrey hace hincapié en que las organizaciones sin fines de lucro y los líderes comunitarios han continuado prestando servicios durante las crisis recientes y que además se apoyan unos a otros compartiendo conocimiento y recursos. 

    Jeffrey reconoce el estigma que la sociedad impone sobre los residenciales públicos. Asevera que “nosotros tenemos muchas ideas y aportaciones que podemos hacer para la sociedad en general”. Como ejemplo, cuenta las veces que ha participado de vistas públicas, no sólo señalando problemas, sino trayendo a la conversación soluciones. “Yo no voy a perder el tiempo, ni voy a hacer perder el tiempo a nadie. Yo te voy a traer lo que está mal, pero también la propuesta para que se pueda arreglar”, sentencia. 

    Desde el comienzo de la pandemia, Jeffrey ha liderado diferentes proyectos para proteger a los residentes de Llorens Torres del coronavirus, desde organizar transportación y citas para que sus vecinos puedan ir a vacunarse hasta llevarles información vía WhatsApp u opúsculos. Su interés por velar por la salud de su comunidad lo inspiró a solicitar y ser parte del programa de Embajadores Comunitarios del proyecto Aquí Nos Cuidamos de Ciencia Puerto Rico

    “He tomado las herramientas [de la colección Aquí Nos Cuidamos] no solamente para entender esta situación de la pandemia, del coronavirus, del propósito de las vacunas, de la importancia de las reglas de seguridad y de los protocolos, sino de poder transmitir ese mensaje a la comunidad”, nos cuenta.

    En esta emergencia de salud pública, Jeffrey lamenta que la desinformación ha sido un obstáculo, pero agradece que la ciencia lo ha ayudado a rebasarlo. Según él, la ciencia solidaria ha sido “una herramienta para llevar de la mano a ese recipiente que estaba reacio, que tenía miedo, orientarlo, pero acompañarlo. Y así podemos lograr muchas cosas”. 

    El servicio como legado 

    Como buen ex-pelotero, Jeffrey señala el valor de la versatilidad en el liderazgo comunitario. “El rol del líder comunitario básicamente son muchos. Pero lo importante del líder comunitario es que antes que nada, debes conocer primero a tu comunidad. Una vez que conozcas a tu comunidad, sabes cuáles son las necesidades, las problemáticas y sabes cómo trabajarlas, a dónde buscar los servicios, programas, ayuda y ser portavoz”, afirma.

    Además, reflexiona que “el liderazgo requiere mucha responsabilidad, requiere servicio desinteresado, porque aquí muchos de nosotros trabajamos sin recibir nada a cambio, solamente la satisfacción de que estamos haciendo un trabajo para que nuestra comunidad tenga una calidad de vida; para crear una sociedad justa y equitativa, y con mucha dignidad”. Añade que ser solidario y empático son cualidades esenciales, tanto para los líderes como para cualquier persona u organización que desee trabajar con comunidades marginadas. “Escuchar es bien importante, escuchar a esos residentes porque de ahí se va a nutrir lo que nosotros queremos hacer”.

    Quizás el béisbol no fue su paso a la grandeza, pero sin duda, su liderazgo comunitario le ha abierto las puertas a un salón de la fama al que todo puertorriqueño y puertorriqueña debería aspirar: ser recordado por las buenas acciones. Aún así, Jeffrey no espera trofeos, ni grandes reconocimientos. Para él, pasarle el batón y abrir espacios para nuevas generaciones de líderes es el mejor premio. “Yo creo que el trabajo debe ser así, debe haber continuidad y debe haber ideas nuevas para que ese trabajo se nutra”. 

    Compartir en las redes sociales

    Agregar un comentario

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *