Embajadora, Aquí Nos Cuidamos
Participante, Laboratorio de Ciencia Comunitaria (CienciaCoLab)
Aslín E. Díaz Estrada, se considera una mujer luchadora, trabajadora, positiva, optimista y organizada. Para las personas más cercanas a ella, la cualidad que más la destaca es su empatía. Natural de Trujillo Alto, Aslín es sorda. Su seña consiste de colocar en paralelo los dedos índice de la mano izquierda y derecha apuntando hacia arriba seguido por un movimiento hacia arriba y hacia abajo.
Aslín comenzó sus estudios en el Colegio San Gabriel, una institución que sirve a personas sordas de 0 a 21 años. Realizó un grado asociado en salud pública en la Universidad de Puerto Rico, y dos bachilleratos en la Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Cupey (antes conocida como la Universidad Metropolitana o UMET), uno en Sistemas de Información y otro en Sistemas de Oficina.
Una vez se graduó de la universidad, Aslín comenzó a trabajar en su pueblo natal. Allí se dio cuenta que “la comunidad sorda necesitaba tener conocimiento de sus derechos. Faltaba mucha información de salud, no había promociones para ellos”. Inspirada por esto, comenzó un grado asociado en Justicia Criminal en National University College (NUC), del cual se graduó con altos honores y cuatro puntos.
“Eso para mí es de lo más orgullosa [que me hace]. Me siento bien feliz y se lo quiero demostrar a la comunidad sorda, para que vean que ellos pueden hacerlo si se lo proponen. Porque yo tengo cuatro diferentes especialidades”, señala.
Según un informe del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico de 2018, sólo el 5.8% de la población sorda o con dificultad para oír se graduó de una universidad o una escuela técnica. Estos datos reflejan la discriminación, la falta de acceso a intérpretes de lengua de señas en los sistemas educativos, y otras barreras que enfrentan las personas sordas, y que Aslín busca mitigar.
Lideresa para su comunidad
En el 2008, Aslín comenzó a fungir como lideresa en la comunidad sorda, orientando sobre las leyes y los programas que existían en ese momento. Para el 2011, empezó a gestar espacios y proyectos en los deportes para los sordos porque, “sentía que necesitábamos un espacio deportivo para que compartiéramos y que disfrutáramos también de asociarnos en diferentes comunidades del país”.
El desastre que siguió al huracán María en 2017 y la llegada de la pandemia en 2020 agudizaron los retos que la comunidad sorda ha enfrentado por largo tiempo. “La gente oyente escucha radio, ve la televisión, escucha incluso la información o se entera de lo que la gente está hablando. La comunidad sorda carece de todo eso”, sentencia Aslín.
Por ejemplo, ante la falta de intérpretes en diferentes agencias y servicios, muchos sordos recurren a la lectura de los labios, los gestos y las expresiones faciales. La mascarilla hace esto muy difícil y, en muchas ocasiones, imposible, porque las personas se rehúsan a removérsela. Durante el apogeo de la pandemia, mucha gente tampoco quería acercarse para ver lo que la persona sorda escribía en un celular o pedazo de papel por miedo al contagio. La mayoría de las citas médicas eran por teléfono, o había que sacar turnos por internet, y no todos los sordos entienden la tecnología o tienen los equipos necesarios para accederla.
En 2021, Aslín creó la organización Escucha mis manos y Mis manos que obran, que se dedica a apoyar a la comunidad sorda en sus reclamos de inclusión y acceso a diversos sectores de nuestra sociedad. Fueron los múltiples retos que enfrenta su comunidad los que impulsaron a Aslín a unirse como embajadora del proyecto Aquí Nos Cuidamos de CienciaPR. Ella cuenta que quería comunicarle a los sordos la ciencia detrás de las vacunas, las implicaciones de COVID-19 y hasta definir el concepto de ciencia y sus distintas ramas.
Poco a poco, y usando los materiales de la colección educativa de Aquí Nos Cuidamos, Aslín fue educando a personas sordas sobre la vacunación y cómo protegerse de la COVID-19, entre otros temas relacionados con la pandemia. Antes de sus intervenciones, Aslín dice que la única conexión que hacían algunos sordos con la palabra ciencia era con “…un laboratorio donde se sacan sangre”.
“Los sordos dependen de lo que el oyente le dice. Por esa razón es que yo trato de explicar y enseñar, y uso láminas, uso los videos [en lengua de señas de Aquí Nos Cuidamos], para que cada individuo pueda entender y pueda empoderarse”.
Adelantando los derechos de las personas sordas
Aslín recalca que para poder adelantar los derechos y la inclusión de la comunidad sorda es esencial que los oyentes conozcan sobre las múltiples realidades de los sordos. Algunas personas pueden ser sordas como consecuencia de un accidente o una enfermedad y otras pueden nacer sordas. En el caso de Aslín, a su mamá le dió sarampión en el último mes de embarazo, causando que ella naciera sorda.
Muchos sordos dependen de intérpretes de lengua de señas para comunicarse con los oyentes. La lengua de señas, como otros lenguajes, es dinámica. Existen más de 300 lenguas de señas en el mundo. En Puerto Rico, se utiliza como base la lengua de señas americana o estadounidense (ASL, por su siglas en inglés). Sin embargo, también se usan señas de la calle, señas puertorriqueñas, y hasta una combinación de todo.
Hay sordos que, a consecuencia de las barreras sistémicas que enfrentan, no tienen la proficiencia necesaria para leer el español. Los sordos además enfrentan concepciones ofensivas y erróneas, como denominarlos “sordo mudos”. Los sordos no son mudos, sino que hablan y se comunican con sus manos y cuerpos. Algunos sordos pueden gritar, hablar y gesticular sonidos.
Todas estas realidades, y sus propias experiencias, motivaron a Aslín a desarrollar el proyecto “Mejorando la calidad de vida de la comunidad sorda” en 2022, durante su participación en el piloto del Laboratorio de Ciencia Comunitaria (CienciaCoLab) de Ciencia Puerto Rico. Los objetivos principales del proyecto de Aslín son educar a los profesionales de la salud, el gobierno y las agencias de servicios ciudadanos sobre los derechos de las personas sordas, incluyendo la Ley de Estadounidenses con Discapacidades (ADA, por sus siglas en inglés) y clases de alfabetización para personas sordas mayores que no han tenido acceso a una educación digna y apropiada.
“Los sordos dependen históricamente de lo que el oyente le dice, [y por eso] piensan que [el oyente] es una autoridad y que es una eminencia… Tienen miedo de pensar independiente, de una forma diferente”. Es precisamente por esto que la labor de lideresas sordas como Aslín es esencial en promover la inclusión y la justicia para personas con diversidad funcional en Puerto Rico.